Diumenge passat el suplement filogai d’El País, EPS, publicava un reportatge sobre Óscar Niemeyer amb motiu de l'imminent centenari de l'arquitecte.
L'autor es fa ressò d'unes paraules d'Eduardo Galeano sobre l'arquitecte brasiler: "Niemeyer odia el capitalismo y el ángulo recto. Contra el capitalismo no es mucho lo que puede hacer. Pero contra el ángulo recto, opresor del espacio, triunfa su arquitectura libre y sensual y leve como las nubes".
Però el millor són les paraules del mateix Niemeyer: "La vida es un soplido. Todo acaba. Me dicen que después de que yo muera, otras personas verán mi obra. Pero esas personas también morirán. Y vendrán otras, que también se irán. La inmortalidad es una fantasía, una manera de olvidar la realidad. Lo que importa, mientras estamos aquí, es la vida, la gente. Abrazar a los amigos, vivir feliz. Cambiar el mundo. Y nada más".
M’agrada.
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