La setmana passada em vaig posar al llit per primera vegada amb Paul Auster. Havia sentit parlar tan bé d’ell que em semblava que no podia retardar més el moment.
Per a la primera cita vaig optar per El cuaderno rojo, un recull de relats breus (alguns brevíssims) sobre la casualitat i l’atzar, amb un meravellós pròleg de Justo Navarro, que vaig interioritzar tant com un tret a l'estómac:
Supónte que escribes en una hoja de papel cuanto ves y piensas. Si escribes en una hoja de papel cuanto ves y piensas, poco a poco la vida parece no transcurrir en el presente: la vas escribiendo, y es como si la vieras ya pasada, muerta, como si vieras en la cara de un niño la cara que tendrá cuando viejo.
Escribes la vida, y la vida parece una vida ya vivida. Y, cuando más te acercas a las cosas para escribirlas mejor, para traducirlas mejor a tu propia lengua, para entenderlas mejor, cuanto más te acercas a las cosas, parece que te alejas más de las cosas, más se te escapan las cosas.
Entonces te agarras a lo que tienes más cerca: hablas de ti mismo, empiezas a verte como si fueras otro, te tratas como si fueras otro: te alejas de ti mismo mientras te acercas a ti mismo.
Escribir es un caso de impersonation, de suplantación de personalidad: escribir es hacerse pasar por otro.
Ai.
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